Cuántas veces habíamos paseado hasta este lugar, lejos de la ciudad. Nos gustaba contemplarla a través de esa distancia que roba los detalles y emborrona las formas pero que permite captar una visión completa y delimitada. Desde allí la ciudad nos consentía formar parte de ella, nos integraba como un órgano más de su cuerpo. Después llegaron las discusiones, los desencuentros, las pérdidas, la separación, y ya no volvimos.
Xavier Martínez
miércoles, 4 de febrero de 2009
LA CIUDAD BLANCA
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