miércoles, 4 de febrero de 2009

EL CUADRO

Mis tías me besaban las mejillas entre las dos en la estación de trenes de San Justo, yo iba vestido con mis pantalones de fiesta marrones, mis zapatos recién lustrados y una camisa blanca; escuchaba cada consejo de mis tías como si fuesen éstos y no otros los pasos a seguir en la vida para tener éxito. Me dirigía a pasar mis vacaciones a la capital, en casa de la abuela Isabel. Nunca conocí a mis padres, pero ésa es otra historia.
Lucía Vicat

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