A … le tocó la Muerte. Estaba completamente loco. Lo demostró durante los dos últimos años de su vida, en los que estuvo encerrado herméticamente en su habitación sin decir ni una palabra, ni bonita ni fea. Nada. Vivía con su sufrido hijo pequeño, que le daba de comer y lo cuidaba lo más que podía, pero el muerto no decía ni una palabra y miraba siempre al frente.
Lucas Pellitta
miércoles, 4 de febrero de 2009
INCOMUNICACIÓN
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