Una joven de ojos verdes oteaba la comarca desde su ventana. Enojada, su madre le ordenó que corriera las cortinas y no se atreviera a tocarlas hasta que ella y su padre regresaran de su jornada en la granja. Ilith asintió con desgana.
Ángela Alonso
miércoles, 4 de febrero de 2009
EL FANTASMA DE YETSER
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