El había vuelto a invadir su espacio. Lo encontró de nuevo en su sillón, junto al fuego.
–¿Eres tú?, preguntó al oír los pasos en la entrada de la casa.
–¿Eres tú?, insistió la voz masculina que llegaba desde el salón.
Julia Soria Rey
miércoles, 4 de febrero de 2009
LA ESPERA
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