Muy a mi pesar, hoy voy a tener que conformarme con un café rápido e insípido en el bar de la estación de metro si quiero llegar a tiempo a la oficina. Mientras subo la atestada escalera automática observo a mi izquierda las caras de sopor matutino que bajan los escalones con paso ligero pero mecánico.
Ángeles García Hernández
miércoles, 4 de febrero de 2009
«SOLO CON SACARINA»
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